miércoles, 5 de enero de 2011

La dicotomía y la confrontación


Dolores Marcos
Comisión Universitarios Carta Abierta

Hay un lugar común que se ha venido difundiendo y vociferando desde la oposición en los últimos años, más precisamente desde el conflicto de la 125 y sobre el que quizás es necesario acordar. Se afirma que las acciones del gobierno, sumadas al discurso tanto de Néstor como de Cristina, han tenido un tono confrontativo, que subrayan las brechas históricas, que no ayudan a encontrar el ansiado consenso respecto de temas cruciales, que insisten en mantener y alentar conflictos arcaicos. Es cierto. Pero no hay que confundir causas con consecuencias. Las acciones profundamente reformadoras de estos gobiernos y el discurso consecuente que pretende mostrar este carácter no son la causa de los conflictos. Los conflictos son preexistentes y tienen la edad de nuestra historia. Lo que se pone de manifiesto en el tono, el estilo y las palabras es que gobernar para incluir trae como consecuencia la exacerbación de las contradicciones propias de toda sociedad que saca a relucir los intereses de sus grupos y sectores. Grupos y sectores históricamente favorecidos o ideológicamente confundidos que pretenden mantener sus privilegios materiales y simbólicos frente al avance de la inclusión en sus más diversos aspectos. Inclusión económica y social para niños, ancianos y familias desocupadas; inclusión política para quienes vieron (por fin) cumplido su anhelo de memoria, verdad y justicia; inclusión cívica para minorías sexuales e inmigrantes; inclusión educativa y tecnológica para estudiantes.
Porque en el discurso políticamente correcto, todos expresan (y es fácil hacerlo) su acuerdo con que una sociedad mejor es una sociedad más igualitaria, más inclusiva, más sustancialmente democrática. Pero cuando ese discurso se traduce en políticas que efectivamente comienzan a poner a los otros en un pie de igualdad con un nosotros (nosotros universitarios, nosotros empresarios, nosotros comerciantes, nosotros blanquitos, nosotros que mandamos a los chicos a cole privado, nosotros instruidos), ahí ya no queda tan claro lo que entendíamos por igualdad. Porque en el fondo se trata de esta dicotomía: que ciertos sectores sigan manteniendo los privilegios de distinta índole que han crecido al abrigo de la gran mayoría de los gobiernos de nuestra historia; o que esos privilegios comiencen a borrarse, a impugnarse, a interpelarse a favor de una distribución de recursos varios más igualitaria. Si la dicotomía es esta, el consenso no es posible. Y no hay nada que lamentar. Es el juego de la política en el cual a los que hasta ayer ganaron, hoy, en la hora en que el pueblo retoma la calle, les tocará ganar menos (o perder), a favor de que muchos sean, al fin, reconocidos.

No hay comentarios:


Rep con CARTA ABIERTA TUCUMÁN

Rep con CARTA ABIERTA TUCUMÁN
Invitado por la LIBRERÍA EL GRIEGO y la A.P.T. pintó un mural en la Peatonal