“Cristo vence”, tenían escrito los aviones que allá en el año 55 bombardearon Plaza de Mayo (aún hoy no se sabe la cantidad de civiles muertos a causa de ese bombardeo).
Cristo ha vencido, dijo eufórica la obesa auto referenciada jefa de la oposición “triunfante”, el lunes posterior al acto eleccionario.
Se explicaba así, sin mayores palabras, lo que significa para la oposición su triunfo electoral.
Lo que tantas veces se dijo en el ir y venir de la campaña, disimulado como “asperezas” casi necesarias, cobraban una nitidez que espantaba.
ESTO era lo que perseguían estos personajes variopintos: anular definitivamente un grupo, una expresión política, una metodología de acción, una forma de concebir la Nación. Les preocupaba, y les preocupa aun hoy, las IMPORTANTES CONQUISTAS ALCANZADAS, y lo que (sospechan) todavía se puede hacer; es por ello que desde distintas esquinas esmerilan al gobierno para erigirse en necesarios albaceas del pensamiento y los deseos de la población.
Se sienten ganadores y están dispuestos a hacer tronar el escarmiento para sepultar definitivamente las pretensiones de dignidad del pueblo.
Les molesta la claridad, en sus conceptos y en su pensamiento, del Sr. Luis D’Elias, pero disimulan con obscenidad el gasto de dinero que hizo en la campana el Sr. de Narváez o los conceptos vertidos en la amena charla entre el periodista que mimó a los dictadores y el representante de la institución que, mientras miles de argentinos eran asesinados, gastaba en solicitadas para agradecerles la masacre.
Pues bien, de eso se trata: de dos modelos de país, y la batalla del domingo arrojó resultados negativos. Las causas son múltiples y no corresponde hacer un análisis en público, solo diré que su victoria (aunque pequeña) cabalga sobre nuestros errores, y que me niego a hablar de traiciones, porque eso supone convalidar la especulación que sobre las personas ejercen los capangas del conurbano, y no tendríamos ninguna diferencia con el filosofo entrerriano (el del implante dental).
Nos queda recomponernos a al brevedad y renovar nuestros proyectos; los compañeros necesitan ver gratis los partidos de fútbol, poder ir definitivamente gratis a los hospitales, tener una escuela digna, recuperar también el petróleo, y no hace falta demasiada capacidad para darnos cuenta de qué se trata.
El mapa del los resultados electorales es muy emblemático: el país dividido, al igual que la sociedad; las provincias más pobres en consonancia con el proyecto nacional, la Pampa húmeda enrolada en el pensamiento más retrogrado de privatizaciones y regreso al FMI; el resto expectante.
Necesitamos más que nunca COMUNICAR y PROFUNDIZAR los cambios, para lo cual me permito sugerir que deberíamos releer la Constitución de 1949, y pensar seriamente en modificar la que tenemos…
Es imperioso reagruparse, lamerse las heridas, y no buscar culpables, sino tomar TODOS LOS RECAUDOS para que no nos sigan martillando en la cabeza los bombardeos de Plaza de Mayo.
GRIEGO
(Carta Abierta Tucumán)
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